Con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación cualquiera puede compartir hechos.
Pero no todos los que publican noticias reúnen el aval profesional, para ser considerados comunicadores.
Sus publicaciones tampoco cuentan con la imparcialidad para considerarlos objetivos ni mucho menos veraces para tomarlos en cuenta como personas capaces de informar adecuadamente.
La veracidad es ante todo proclamar la verdad, pero no es algo que se circunscribe únicamente al aspecto profesional, para ser veraces se necesita ser éticos.
Ambas realidades se complementan, se entrelazan y de su confluencia es que el comunicador que verdaderamente quiere aportar a la sociedad siendo veraz encuentra los elementos para comunicar, todo cuanto su oficio le atañe, con veracidad.
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