EL ÚLTIMO CAFÉ
Por: Juan Pablo Jiménez
Una mujer con evidente tristeza, sentada en la terminal
de autobuses, mirando a la nada con un café en la mano y sollozando mira a su
amor alejarse triste.
Alexa: Negro, dame cinco minutos de tu compañía y te regalaré cien
años de fidelidad.
Ismael: El problema no son los cinco minutos contigo, mi amor. El
problema serán las miles de horas sin ti, sin la miel de tus labios, sin tu
risa en mis oídos. Es el saber que solo se quedará conmigo este terrible dolor perforándome
el alma, y atormentándome el corazón. Es tanto así que sin ti no valdrá de nada
la vitalidad que le propicia a mis días el agradable sabor del café.
Alexa: ¿Es tu ultimo café?
Ismael: Lo será si te vas.
Alexa: No, no, no. No le pongas más peso a mis hombros y regálame
unos segunditos junto a ti. Amor mío, dame cinco minutos contigo, el café no va
a saber igual después que aborde el autobús. Ya no habrá otros labios que se
asienten en mi boca como mariposa sobre la rosa, ya no tendré tus manos sobre
la greca cada mañanita para colarme el café, pero no me hagas más amargo este
trago de soledad. Regálale a mi infortunio cinco minutos de tu paz.
Ismael: Es que puedes quedarte, es que puedes perder el autobús y
tomarnos en nuestro lugar de siempre, todos los días, cada vez que el vicio por
tus labios y por el envolvente aroma del café nos contagie de anhelos de vivir
juntos todos los años que nos quedan.
Alexa: Es que no comprendes, yo quiero irme.
Ismael: ¿Para estar sin mí?
Ella lo miró a los ojos y se dio cuenta que solo quería
controlarla. Que su amor se había convertido en obsesión y que solo estaba
pensando en sí mismo. Tomó su rostro, beso sus labios que aun emitían el dulzor
del café y con los ojos tristes y una media sonrisa le dijo:
Alexa: No… Para estar conmigo y crecer, compréndeme. Te amo,
pero, entre estar a tu lado anhelando sueños y estar cumpliendo mis sueños y
anhelarte a ti, prefiero lo primero, porque estamos solo a un autobús de
distancia y mientras el amor late en el alma, cualquier miércoles por la tarde
es propicio para tomar un autobús de retorno y tomarnos un latte.
Y se marchó…
Fin
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